Bodegas Portia un templo por y para el vino del Grupo Faustino creación del prestigioso arquirtecto diseñador Norman Foster
Es difícil no encontrar viajeros que no hallan reparado en sus idas y venidas por la carretera Madrid – Burgos, Burgos – Madrid, según se vaya o se venga, en Bodegas Portia. Esa estructura de formas modernistas situada en el km. 170, unos dirán que con forma de estrella, otros de trébol de tres hojas,…. la cuestión es que sus tres brazos, que junto a su parte central, cobran su sentido una vez dentro.

1.- Bodegas Portia un alto en el camino.
Nuestra primera parada después de llegar y ver la original exposición de esculturas de José Manuel Robles titulada «Del mar a las estrellas», fué dirigirnos a tomar un café a su restaurante Triennia. Posee una parte cerrada y una terraza con unas bonitas vistas a una pequeña parte de las 160 ha. que Bodegas Portia cultiva en la Ribera del Duero, y que se puede disfrutar si el tiempo acompaña. Me encantó su estructura, el reflejo del cielo en el agua, la tranquilidad, la vista. Por cierto, no soy muy cafetero, pero en este marco espectacular me supo a gloria.

2.- Bodegas Portia la bodega
El diseño de la bodega está pensado por y para el vino. Tres plantas con 6 metros de altura hacen que el proceso de elaboración fluya por sus tres brazos. Desde la llegada de la uva, pasando por su elaboración, la crianza, hasta su embotellado final, todo ello gracias a la gravedad. En todo este conjunto creado con materiales nobles y relacionados con el vino (madera, acero, cristal y hormigón), se integran los diferentes espacios de la propia elaboración del vino con los de las distintas actividades que ofrece la bodega.
2.1.- Los espacios abiertos caracterizan el diseño de Bodegas Portia. En la Sala de elaboración nos encontramos ante 56 depósitos con un original diseño, donde elaboran y fermentan sus vinos. Allí catamos un adelanto de lo que será el futuro Portia Prima 2017. Un vino en flor, aún cerrado pero que apunta ya ese carácter afrutado y tan particular que define a los vinos la bodega.

2.2.- Detrás de unas enormes puertas de apertura atomática entramos a la Sala de Crianza. Un segundo brazo donde los vinos de Bodegas Portia reposan en sus diferentes tipos de barricas en condiciones de temperatura, luz y humedad adecuadas. De la mano de Raúl Quemada, enólogo de las bodegas, catamos Portia Crianza 2016 ya en su segunda crianza con un año de barrica, el cual ya se encuentra abierto, más expresivo, y que en breve verá su luz al mercado.

2.3.- Para finalizar el tercer y último brazo. El botellero también diseñado por Norman Foster no deja a uno indiferente. Tras pasar una sala inicial donde los vinos, ya adquiridos por empresas y particulares, reposan a la espera de ser solicitados por sus propietarios, una puerta conduce a la zona donde los vinos terminan de afinarse en botella bajo condiciones climáticas controladas. Personalmente me impresionó pese a haber visto ya unos cuantos.

3.- Comida armonizada en Triennia Gastrobar
Tras la visita toca conocer y descubrir el potencial de los vino de Bodegas Portia, y para ello un menú diseñado para la ocasión. Empezamos con un Gazpacho con manzana aromatizada en remolacha y brotes frescos para una de las nuevas creaciones de Portia en la Denominación Rueda. Portia Verdejo 2017 de intesidad aromática y gran frescura para este plato veraniego con un toque diferente.

Tras este refescante maridaje, pasamos a los tintos y varietales tempanillo con el hermano menor de la casa, Portia Roble 2016 su corta crianza hacen de él un vino fácil de beber, de baja complejidad, fresco, con el ligero toque de la barrica que casó muy bien tanto con un Corte de Foei caramelizado con pera y piñones, como para unas Láminas de gambas, vieira impreganada y emulsión de sésamo y wakame.
Se suceden los platos y la complejidad en sus vinos también. Es el turno de Portia Crianza 2015 de una añada calificada como excelente, de gran potencia aromática, tanicidad dulce y notas tostadas ideal para un plato de contraste de Empañadilla de buey & salsa brava thai.

La creencia que siempre los platos de pescado se han de maridar con vino blanco, se ve desmitificada cuando la propuesta culinaria indica lo contrario. Un Bacalao crocante con pasta fresca aliñada y toque de encurtidos para Portia Prima 2015. Su fruta madura, las notas de pastelería y un final largo, hacen que su balsamicidad potencie el sabor de este pescado blanco.
Y como final de esta amenizada comida uno de los top de la Bodega, Portia Triennia 2012 con 14 meses en barrica para acompañar Terrina de pato rustida, polvo de kiko y vegetales salteados. Un plato con gran variedad de sabores para un vino de fruta negra madura, notas de regaliz, de gran potencia y con final largo torrefacto que hace de este maridaje un cúmulo de sensaciones.

Como colofón y rematando este último vino, un Corte de praliné, migas dulces y helado de leche ideal para un cierre de almuerzo excepcional por sus buenas propuestas y los vinos maridados. Mi más sincera enhorabuena.
Aunque de reciente creación en el año 2010, Bodegas Portia no es nueva en la elaboración de vinos, cuenta con las garantías del Grupo Faustino cuya tradición se remonta 150 años atrás, a 1861.

Un espacio en el que se puede parar a tomar un café, un vino o un pincho, mientras se disfruta de unas impresionantes vistas. Visitar su bodega e instalaciones. Comer en su restaurante Triennia, bien cocina castellana o de autor, bien adquirir en la tienda sus vinos, hasta contemplar las diferentes exposiciones de arte que se van renovando.
Gracias a Bodegas Portia: Gerardo Alonso (Director de Marketing Grupo Faustino), Ana María Martín (Coordinadora Bodegas Portia) y Raúl Quemada (Enólogo de Bodegas Portia) por abrirnos las puertas de su casa y hacer de esta visita una excelente jornada. Al equipo de Gastrobar la Triennia (Germán Gimeno) por sus buenas elaboraciones y servicio, y al equipo de Yalocatoyo: Alvaro Cerrada y Jaime del Campo por su buena organización.