Extremadura…. un viaje a la buena gastronomía

Un viaje por el norte de Extremadura nos descubre la buena calidad de sus productos y la buena salud de sus vinos.

Son varias las ocasiones en que los avatares del destino me llevan a estas tierras. Un viaje que esta vez, ha sido más provechoso por lo dilatado del calendario gracias al periodo vacacional.  Un recorrido por la gastonomía y vinos de esta región, que sigue gozando de buena salud e identidad pese al paso de ese caballo atilense que es la globalizacion, y que sobre todo, y en el tema que nos toca, ha ido «estandarizando» los vinos.

Monasterio de Yuste
Monasterio de Yuste

En una semana de viaje me propuse catar todos los vinos que pudiese (catar no es beber….. y si se bebe que sea con moderación), para así tener una muestra lo más amplia y significativa, que junto con la de otros viajes, me diese una idea generalizada sobre los vinos de Extremadura. En su mayoría de elaboraciones tintas, ya que el blanco es escaso por estás latitudes presente en semidulces y algún pitarra, que caté.

El pueblo del pitarra

Una parada obligada por su bonita arquitectura, el encanto de su enclave, sus balcones asomándose a la natural belleza de la Sierra es Robledillo de Gata, cuna también del famoso y escaso ya vino de pitarra. Un pueblo muy concurrido en el que poder pasear, ver (hay un museo del aceite) y tomar un tentempié o comer en uno de sus varios restaurantes.

El pueblo del pitarra

Yo, por horario (11:30 a.m.) opté por un pincho y probar el vino casero de pitarra, que poquito tiene que ver con el embotellado, del que agencié una botella de blanco y otra de tinto (a 5 € cada una). Más turbio (no se filtra), algo más alcohólico (el embotellado requiere de menos graduación para su comercialización) y ese sabor inconfundible a bodega, a tierra….  aunque ya se utilizan barricas de madera para su crianza en detrimento de las clásicas tinajas de barro.

las clásicas tinajas de barro.

De picoteo y comida

En cada bar y restaurante, ya sea en la carta, por copas o botellas, no tiene falta de vinos extemeños. Una rápida mirada nos invita a descubrirlos junto a las más conocidas y afamadas denominaciones de origen. Extremadura está presente, e incluso he estado en locales con mayoría de vinos de la zona frente a otros. Esto mantiene la producción local y permite al viajero acercarse a las denominaciones de la zona. Me incomoda ir a un local y no encontrar vinos de la zona, entiendo que el negocio es el negocio, pero me fastidia.

De picoteo y comida

De compras

Siempre que viajo me gusta compar vino donde voy, cierto es que se puede pedir por internet, pero soy un poco chapado a la antigua en este aspecto. La elección de vinos locales, pequeñas bodegas que distribuyen solamente a nivel local, vinos de uvas autócnonas…. son aspectos que valoro para descubrir vinos, ampliar conocimientos y así poder transmitirlo. Un buen lugar, dependiendo de la zona, suelen ser las grandes superficies. Si no….. las vinotecas.

De compras
Parte sección vinos de Extremadura en Carrefour (Plasencia)

En el caso de Extremadura, Carrefour de Plasencia, posee una zona envidiable con vinos extremeños donde están representadas las dos zonas de producción. Vinos de la Tierra de Extremadura y D.O. Ribera del Guadiana. Os recomiendo una parada si pasáis y queréis llenar la bodega.

Vinos Extremeños para llenar la bodega
Vinos Extremeños para llenar la bodega
Impresiones

Tras una semana de probar y probar, puedo concluir que la gastronomía, así como los vinos de Extremadura, gozan de buena salud, están muy presentes y vinculados a la gastronomía de la zona . A los típicos platos de ibéricos, quesos y varientes del bacalao, el maridaje se ofrece con unos vinos generalmente con cuerpo, de fruta madura, acidez moderada y dulce tanicidad. Un conjunto armónico que satiface el paladar. Un viaje a las raices extremeñas presentes en su gastronomía.

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