La oferta actual en vino es variada e interesante. Un breve paseo por las redes sociales nos ofrece una buena oportunidad para reponer nuestra bodega.
Uno de los primeros cambios que ha experimentado el sector del vino con la crisis del covid-19 son los canales de distribución. Muchas bodegas, a través de distribuidores, orientaban una parte importante de sus esfuerzos al canal horeca. Ya comentaba esta situación en el anterior artículo: “Reflexiones de un winelover confinado” (enlace aquí).
El cliente, el público objetivo, es el mismo. Qué ha cambiado entonces? La situación, el lugar de consumo, y con ello la vía para llegar al consumidor final. El volumen de consumo que existía hasta antes del estado de alarma se establecía entorno al 35% en el canal horeca (65 % en hogares). Para algunas bodegas esta cifra representaba hasta el 70% de su volumen de negocio. Una pérdida de cuota de mercado insostenible a medio plazo. Tengamos también en cuenta la falta de exportaciones.
Solución: Redirigir esfuerzos al consumidor final.
Medio: Las redes sociales.
Incentivo: Ofertar a precios atractivos mediante descuentos.
Los descuentos……
Muchos y variados descuentos nos salen al paso en nuestra navegación diaria por las redes. Lo que empezó con una simple oferta pagando portes, en pocas semanas se han llegado a convertir en cifras que ofertan descuentos del 15%, 25%, 35% y hasta el 50%, amén de pagar los portes (gastos de envío). Suculentos descuentos para el consumidor final. También afloran los “packs confinamiento”, oportunidades que nos dan la posibilidad de realizar un recorrido por las diferentes elaboraciones de la bodega. Y por último los “ofertones”, los órdagos, que a la compra de un número no muy cuantioso de botellas, unas 6, se les añaden 2, 3 o hasta 6 unidades de regalo. La cuestión final es que la bodegas, como a cualquier empresa, tienen la necesidad vender, y por supuesto ahora más que nunca, y tras caer el sector horeca, de hacer liquidez. Los stocks cuestan dinero, pues fuera stock. Y todo este batallón de ofertas teniendo en cuenta que estamos al principio…..Ojalá me equivoque. Si no es así, qué estará venir.
Los amantes del vino tienen aquí una buena oportunidad para hacerse con botellas, sobre todo con capacidad de guarda, a muy buenos precios. Es un buen momento para reponer bodega. Primero, por el propio interés; un precio con una sustancial rebaja es siempre un factor determinante. Segundo, por necesidad. No sé vosotros, pero un servidor nota que sus existencias están bajando a buen ritmo. Tercero y último, por echar un pequeño cable a las bodegas. Algunos dirán que no es suficiente con compras minoritarias, cierto, pero “muchos pocos hacen un mucho”, y si sirve para paliar de alguna manera parte de las carencias que está sufriendo el sector, bienvenido sea. Ahora la cuestión desde un punto de vista empresarial es intentar aguantar.
Un arma de doble filo……
Esas ofertas que tanto benefician al consumidor pueden convertirse en un arma de doble filo. Una guerra de precios no sería buena para el sector en su conjunto. Por un lado, y hasta cierto punto, las bodegas tienen margen. Las ventas de grandes volúmenes a grandes superficies, distribuidores o grandes compradores les obligaban a ofertar bajando los precios. Nadie en sus cabales vende a pérdidas, pero los márgenes se ven mermados. Ya hemos visto las bajadas de precios que se están realizando mediante descuentos, pero…. si estas van en aumento por necesidad, por competitividad, hasta llegar a cifras que sólo cubran los costes? Es una solución cortoplacista e insostenible a medio plazo, y habrá muchas bodegas que no podrán llegar a competir por precio. Se verá afectada la calidad del producto? Sin lugar a dudas, en lo que se tenía ya elaborado y almacenado no, pero si la situación se alarga, la inmediata si se ha bajado el precio es reducir costes en las nuevas elaboraciones, y con ello se verá reducida la calidad del producto.
Aquí una reflexión personal, no sé si acertada o no, pero que su lógica tiene. Con la crisis del 2008 y ante la caída del consumo principalmente en el canal horeca, muchas bodegas recurrieron a elaborar vinos “low cost”. Elaboraciones que buscaban reactivar el consumo reduciendo costes de producción, sobre todo en tiempos de elaboración y almacenaje (en el caso de vino de crianza). Algunas incluso creando vinos exclusivos para este canal. En definitiva hacer rotar el producto. Entre otras, surgieron los denominados “vinos de roble”, elaboraciones, algunas de ellas mediante el uso de “chips”, otras no, que buscaban rentabilizar el uso de las barricas o incluso el no usarlas, ante unos vinos de gama media y precios más altos que normalmente se venían comercializando, y que dejaron de consumirse por efecto de la crisis. Estos vinos más económicos fueron una salida a la caída de las ventas, y que finalmente resultó que el tiempo y el consumidor los afianzó en el mercado.
Conclusiones….
Difícil adivinar cuánto durará esta situación. Esperemos que poco. Escribiendo estas líneas llegan noticias esperanzadoras. La reapertura de negocios anunciada por el Gobierno está más cerca. Un tibio arranque bajo medidas desde el punto de visa empresarial muy precarias. Un paso necesario para ir recuperando cierta normalidad, que también se espera para el consumo, el cual dependerá de la confianza de un consumidor que requiere de ciertas garantías en la vuelta a bares y restaurantes. Cuando esto suceda y se retomen los anteriores canales de distribución, tener presente que las ofertas, los suculentos descuentos desaparecerán. Mientras, y aprovechando las rebajas, es un buen momento para llenar la bodega.
Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.
Hace algunos días compré en vinoselección una caja de seis botellas de montereal gran reserva 2011 por cincuenta euros, descuento superior al 50% y sin gastos de envío.Vinazo total en mi opinión, sin gastos de envío. Y tienen más ofertas tentadoras…. Que me tienen pero que mu tentao.