Los envases para vino se han adaptado a las necesidades a lo largo de la historia. Unos todavía perduran, otros desaparecieron, y llegan nuevos para quedarse, o quizás no?
Si nos preguntan por un envase para vino la primera imagen que se nos viene a la cabeza es la botella de vidrio, y más concretamente a la más común de 75 cl. Tiempo atrás, y esta misma pregunta, la respuesta variaba según la época en la que nos encontráramos. Envasar el vino no es fácil, por lo menos en un tiempo en el que la tecnología no estaba al alcance, ya que son varias las condiciones que una buena conservación del mismo requiere. Evitar el contacto del vino con el oxígeno para evitar su oxidación, que el contenedor sea resistente al transporte y que el propio envase no interactúe con el propio vino, es decir, que este no afecte a su olor, sabor y a la propia conservación. Además, este debe ser estanco para evitar pérdidas o la contaminación por agentes externos.
Un poco de historia…….
Los primeros contenedores para comercializar el vino estaban hechos de barro, material que por sus características permitía tanto la elaboración como su conservación, pero sin embargo dificultaba su transporte por ser de gran tamaño, lo que provocaba mermas por caídas. Su evolución más directa ya en época de griegos y romanos a estos grandes recipientes fueron las ánforas, las cuales permitían por su menor tamaño una mayor facilidad de transporte.
Entorno al S. II gracias a los pueblos germanos, los cuales ya conservaban y comercializaban cerveza en recipientes de madera, se adoptan también los toneles o barricas de madera para el vino. Su uso y almacenaje también propiciaba que los vinos que se mantenían en ellas se preservaran en buenas condiciones durante más tiempo y a su vez les aportaba ciertas cualidades. Esto, junto una mayor facilidad de almacenaje y transporte evitándose roturas, hizo de la barrica el mejor recipiente para el vino durante siglos.
Pero quizás el punto de inflexión en lo que se refiere a contenedores para el vino venga dado con la revolución industrial. Con anterioridad el cristal, que no vidrio, este era usado para elaborar contenedores que estaban destinados más al servicio del vino, pasar de la barrica a la copa, que a su conservación o comercialización. Será en 1821 cuando H. Ricketts & co. Glass Works Bristol patentó la forma de elaborar botellas de forma seriada y mecánica de la misma forma, así nació lo que hoy conocemos como la actual botella de vino.
Los nuevos envases…..
El otro día me propuse hacer un test sobre los actuales envases para vino que podemos encontrar en el lineal de un supermercado, testar cómo son y ver también cómo son los vinos que contenían. Para ello me fui a una gran superficie y me hice con un BIB (Bag in Box), unas latas de vino y una especie de copa de vino de plástico.
Empezaremos por el BIB. Realmente este contenedor para líquidos que consiste en una bolsa de plástico insertada en una armazón de cartón no es una novedad. Sus orígenes se remontan a mediados del S. XX y ha sido usado a lo largo de 70 años manteniendose en los lineales y en las tiendas de las bodegas. Como envase ciertamente resulta cómodo para almacenar y transportar. Este que he comprado por su tamaño (3 Litros) se transporta fácilmente y me permite tenerlo en la nevera en posición tumbada, también es cómodo el servicio de vino gracias al grifo que incluye.
Las latas de «vino». Recalco lo de vino entre comillas porque no se las puede considerar a todas como vino, luego os cuento. Poco puedo contaros que no sepáis de una lata. Un recipiente que revolucionó la industria alimentaria y el de las bebidas. Las primeras latas fueron destinadas a conservas de pescado, y se han ido adaptándose según el producto a envasar. En cuanto al vino en lata tampoco es novedad. Aunque recientemente en el sector del vino se esté hablando de ello, cierto es que ya a mediados del siglo pasado hay referencias de vinos enlatados. Como envase es cómodo.
Por último, algo que he bautizado como el «vaso vino» y que es un recipiente con forma de medio vaso medio copa de plástico. Esto sí, por lo menos para mí, es una novedad. Un recipiente en el que quitando una tapa de plástico y una tira de aluminio, estilo a las de los yogures, ya puedes consumir el producto directamente del envase.
Los vinos…..
Aquí llega el meollo de la cuestión porque si el vino no nos gusta da igual el envase que lo contenga. Por otro lado, son óptimos estos envases para el vino?. Empezaremos por el orden ya establecido anteriormente:
– El BIB. En este caso es de un vino francés de una bodegas que comercializa también vinos en botella y «vinos» en lata, vuelvo a resaltar vinos entre comillas. El precio de coste de 3 Litros ha sido de 10 €, luego, y para tener un comparativo, la botella de 75 cl. saldría a 2,50 €. Cierto es que entran otros factores como la propia botella, el corcho, el transporte, el pago a la denominación,…etc. pero para tener un referente nos vale. Es más debería de tener mayor calidad al también tener menos costes. Como vino me ha parecido correcto sin ser nada del otro mundo ni un descubrimiento, justito más bien. Baja intensidad aromática, ligero en boca, de tanino dulce y final medio.
– Las latas. Por seguir con la misma bodega una lata de Rosé Frizzante que se define como «cóctel aromático de productos vinícolas», luego no es vino, no puede considerarse como tal ya que su graduación es de 4,9 % y no llegan a la graduación alcohólica mínima establecida legalmente para considerarse vino, y no se ha obtenido mediante uva fermentada. Además, según la ley no podría venderse en la sección de vinos. Como «vino» es malo, y como refresco o bebida aromatizada también. Una bebida con carbónico añadido, de baja intensidad aromática, aromas mentolados, a medicamento, melocotón y fresa. En boca es como meterse un espidifen de fresa, muy amargo.
En cuanto al blanco portugués en lata Gatao sí se le puede considerar vino. Es un producto de uva fermentado con un 9% de volumen alcohólico gasificado. Poco que rascar, algo de fruta blanca, canela. En boca la acidez es alta, pero no buena, poca estructura y sinceramente no muy agradable. No me convence.
Precio de cada lata es de 1,49 € los 200 ml. luego la botella de 75 cl. estaría en los 5,60 €.
– El vaso vino de plástico. He cogido tres, de perdidos al río. Un Rosé, que parece más un zumo de frambuesa, un Chardonnay, con un color oscuro un tanto sospechoso, y finalmente un Cabernet Sauvignon. Nos indica que están envasados en granada y que cada unidad contiene 187 ml. cuesta 1 €, luego la botella de 75 cl. saldría por unos 4 €. En cuanto los vinos: para ahorrarte tiempo de lectura te diré que los tres son malos, malísimos. No hay por donde cogerlos.
Conclusiones…..
En cuanto a los envases. El más acertado para mí es el BIB, es cómodo, económico, de fácil transporte y se almacena bien. He comprado vinos del sur, Fino y Manzanilla, y algún Ribera de Duero con buenos resultados. Aquí no es un formato muy aceptado que se estima en un 2% del total del vino vendido en España, pero en países como Noruega con el 50%, Dinamarca con el 40% o Francia con cerca del 30% este formato tiene buena acogida y se pueden encontrar envasados vinos de calidad.
La lata no la veo para un consumo de vino mientras este no presente cierta calidad. Como ya he señalado antes, se intentó introducir este formato hace ya 70 años sin lograr los resultados esperados y su continuidad. Ahora resurgen nuevamente, pero tengo la impresión que no durará mucho tiempo. Como se dice: «el tiempo dirá».
Al «vaso copa» de plástico como contenedor tampoco lo veo, no me parece un material muy adecuado para conservar el vino, además de ser poco atactivo comercialmente.
En cuanto a los vinos. Resulta paradójico pero en esta ocasión el vino más barato sea el que presente una mayor calidad de los tres. En lata no he probado todavía nada que tenga calidad, y en «vaso copa» de plástico no espero encontrarmela. El vino es una bebida que la mayoría de consumidores la beben porque les gusta, porque les proporciona un palcer hedonista a su consumo. Nadie, a no ser que busque un estado de embriaguez rápido y barato, beberá un vino que no le satisfaga independientemente del envase que lo contenga.
La botella sigue siendo la reina por muchas razones; Preservación del contenido, evolución del vino, crianza del mismo, no olvidemos que parte de la crianza de un vino se realiza en la propia botella, por ser un envase neutro, porque le permite añadir un corcho el cual facilita su evolución, preservación,…etc. facilita el almacenamiento,….etc. más razones podría daros que hacen que hasta la fecha la botella haya perdurado y se imponga frente a otros envases. Como he dicho antes, el tiempo, y principalmente el consumidor, dirán.